Restauración del pergamino de la Carta de Poblament de la Ciudad de Lleida

restauracio.jpgUna de las principales tareas de todo archivero es velar por la preservación y conservación del patrimonio documental que custodia, de forma que se preserven todos sus valores y puedan ser así útiles a las diferentes necesidades de la sociedad. Y, si se requiere, aplicar las operaciones de tratamiento que garanticen de forma permanente la conservación, integridad y autenticidad de los documentos de archivo.

En 2019 los técnicos del Archivo Municipal acordaron intervenir en el documento más antiguo, y uno de los más relevantes, que conservan en sus fondos. Nos referimos a la Carta de Poblament de la ciudad de Lleida, de 1150, otorgada conjuntamente por los condes de Barcelona y Urgell y que supuso el inicio de la vida jurídica de la ciudad. Y, que los trabajos de restauración se encargarían a la restauradora Núria Vila del taller Grafia-conservación-restauración.

El documento, de unas medidas de 574 x 528 mm, está realizado sobre una pieza de pergamino de grosor variable, con una calidad irregular y presenta ciertos desperfectos en la manufactura de la piel. Está manuscrito con tinta negra por el haz, parece tinta de carbón, y con anotaciones puntuales.

Antes del inicio del tratamiento técnico de la restauración en la pieza se podía distinguir, básicamente, dos tipologías de alteraciones. Unas debidas a causas extrínsecas, ocasionadas por factores externos a la prenda, como pueden ser el uso, la manipulación, el almacenamiento, los factores ambientales, biológicos... Y otras, más graves y con cierta parte irreversible, causadas por factores intrínsecos propios del envejecimiento natural de las materias que forman parte de la misma obra.

El documento presentaba suciedad generalizada, con heces de insectos, polvo y tierra, restos de tinta y grasa y otras manchas de procedencia desconocida que habían oxidado el soporte. Este pergamino había sido plegado en formato cartera, lo que provocó la aparición de varias grietas y de erosión en las tintas que coincidían con la zona de los pliegos. El pliegue más exterior, el de la superficie estaba más sucio que el resto, al actuar como tapa del conjunto. Por lo general, presentaba pequeñas pérdidas de apoyo y algunos desgarros y esguinces, lo más importante en la parte inferior derecha.

Respecto a las tintas, éstas parecían tener problemas de solubilidad, puesto que se habían escurrido en muchos lugares desdibujando su trazo; éstos aparecían temblorosos, propios de una tinta soluble que, en algún momento, hubiera sufrido problemas de humedad.

La intervención de los técnicos restauradores se inició con la realización de análisis de solubilidad de elementos sustentados; el desmontaje de papeles adheridos al pergamino mediante la aplicación puntual con el lápiz de vapor, la limpieza mecánica de los restos de adhesivo y la limpieza mecánica en seco. Se realizó también una limpieza húmeda, hidratación, mediante la nebulización de vapor de ultrasonidos dentro de la cámara de humectación. Y posteriormente se procedió a la estabilización higroscopia del pergamino, aplanado, durante unos meses y con las protecciones adecuadas. Se continuó con la consolidación de los cortes y desgarros, con varios gramajes de papel japonés y con adhesivo polivinílico de conservación. Y, en la reintegración de pérdidas de apoyo.

Una vez finalizado todo este proceso, se ubicó el pergamino en una carpeta específica de cartón de conservación.

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