El Archivo de la ciudad
Evolución del tratamiento archivístico de los fondos conservados en el Archivo Municipal.
El primer documento que inaugura el Archivo Municipal de Lleida es la Carta de Poblament, fechada en el año 1150. A partir de ese momento, la vida administrativa de la institución forjará su propio fondo documental, núcleo y puntal de la existencia del Archivo Municipal.
La voluntad de organizar este fondo quedará reflejada, como primera noticia escrita, en el libro de Consells Generals de 1445, en el que se explica que los paers habían hecho un inventario de los privilegios de la ciudad.
El augmento de volúmenes documentales llevó a los poderes establecidos a plantearse la necesidad de poner orden en su patrimonio documental, y mejorar las condiciones del espacio destinado al Archivo. En 1599, en la sesión del Consell General del 1 de abril, se propone que sea contratado un archivero.
La inquietud por salvaguardar los documentos hace que en 1616 se tome la decisión de hacer un armario con grandes cajones. Creemos que finalmente este se construyó en 1633, aunque fue quemado durante la Guerra dels Segadors, en 1644. La documentación será conservada en una caja “ab sinch cerraduras y llaves”, hasta 1685, año en que se construyó el actual Armari de les cinc claus que todavía hoy se conserva en la sala de consulta del Archivo Municipal.
A lo largo del siglo XVIII no tenemos noticia de ninguna actuación archivística relevante. Será durante el siglo XIX, con el desarrollo de la historia positivista y el romanticismo, además de las corrientes nacionalistas, cuando se dio un gran impulso a los archivos y surgió la necesidad de poner en orden la documentación. Se creó la plaza de archivero, con carácter propio, figura que se complementará con la de cronista de la ciudad.
Tuvo especial relevancia la figura del archivero cronista Rafael Gras de Esteva, quien estuvo al frente del Archivo entre 1893 y 1909, y nos dejó numerosos instrumentos archivísticos y estudios históricos. Entre los que destaca, el Catálogo de los privilegios y documentos originales que se conservan en el Archivo reservado de la ciudad de Lérida, publicado por el Ayuntamiento de Lleida en 1897.
El siglo XX se inicia con la renuncia al cargo de Rafael Gras, en 1909; desde ese momento las funciones de archivero son asumidas por el Secretario General de la Corporación. Son años de constantes cambios de personal, en los que ya se pone de manifiesto la necesidad de destinar un espacio adecuado para ubicar el elevado volumen de documentación.